martes, 3 de noviembre de 2009

Halloween


Había cuatro amigos que iban a celebrar Halloween, estos amigos eran Ana, María, Carlos y Juan. Todos se reunieron en casa de Juan para disfrazarse y coger sus calabazas vacías para rellenarla de caramelos, cuando fueran por el vecindario de casa en casa a pedir los caramelos. Cada uno se disfrazó de cosas diferentes, Ana de bruja, María de gótica, Carlos de hombre lobo y Juan de momia.
Los cuatro amigos empezaron a ir por el vecindario a pedir caramelos hasta que llegaron a una casa que estaba un poco retirada de todas las demás del barrio. En esta casa hacía años que no vivía nadie, porque hace mucho tiempo hubo un asesinato en ella, pero esta noche había luces en ella.
Juan, que era el más valiente de los cuatro amigos dijo que fueran a llamar a la casa para ver quién era el nuevo vecino y les dieran caramelos.
Los otros tres, que no estaban muy convencidos de ir, le dijeron a Juan que fuera él primero y llamara a la puerta. Juan como era el más valiente les dijo a sus amigos que él iría sólo si fuera necesario, y así fue.
Juan llamó a la puerta y sus amigos se quedaron detrás. La puerta se abrió y que sorpresa, no había nadie.
Juan les dijo a sus amigos que no pasaba nada y que entraran en la casa. Los tres se lo pensaron un poco pero al final entraron, la casa estaba vacía aunque la luz seguía encendida.
De pronto se escuchó un ruido en la escalera, pero seguía sin haber nadie en la casa, los niños se iban a ir cuando de repente se apagó la luz y una gran sombra naranja y negra bajaba por las escaleras, los cuatro amigos salieron corriendo de la casa.
La sombra naranja y negra se estaba muriendo de risa, por el susto que les había dado a los cuatro amigos.
La sombra era el padre de Juan con los nuevos vecinos que habían comprado la casa abandonada.
Escrito por Carmen Getino

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta bien, Carmen, está bien.... Me gusta....

Anónimo dijo...

bueno no es maravilloso pero esta muy bien

Lleva contigo las letras

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